Son arrugas dinámicas causadas por el movimiento de los músculos frontales, tanto depresores como elevadores, que se forman principalmente por repetir un mismo gesto en el tiempo.
Aunque están muy relacionadas en la mayoría de los casos con la mímica facial (gestos involuntarios repetidos en el tiempo), también se deben a una pérdida de colágeno y elastina de la dermis (capa intermedia de la piel) por el propio proceso de envejecimiento, a la calidad de la piel y a factores genéticos como el tono de la musculatura frontal, a la sobreexposición solar, consumo de tabaco, etc.
Suelen aparecer a partir de los 35 años, aunque en ocasiones pueden aparecer mucho antes, por lo que la medicina preventiva tiene mucho que decir para conseguir una ralentización en su aparición, de manera natural y sin cambiar la expresividad del rostro. Muchas veces pacientes muy jóvenes presentan este tipo de arrugas debido al elevado tono muscular, y si no se tratan tempranamente terminarán siendo evidentes no solo en movimiento, sino también reposo.