Más del 80% de las mujeres y un 50% de los hombres declaran tener problemas de vello no deseado en diversas partes de su cuerpo. De este porcentaje, un 90% declara no sentirse satisfecho con los resultados de los métodos tradicionales de depilación, y optan por iniciar un procedimiento de depilación definitiva, entre los cuales el Láser se ha ido posicionando de manera excepcional en el primer puesto, como tratamiento de elección.
Existen multitud de alternativas para la depilación definitiva, y como es un mercado que sigue creciendo de manera imparable, cada vez aparecen nuevos tipos de láseres con propiedades y características diferentes (Alejandrita, Soprano, Rubí, Diodo, IPL, etc.). Además, las nuevas tecnologías nos permiten tratar todo tipo de piel y en cualquier estación del año, no siendo necesario limitarnos a los meses de invierno para llevarla a cabo. Se puede depilar cualquier zona del cuerpo, tanto de mujeres como de hombres a partir de los 14 años aproximadamente, evitando aquellas en las que haya heridas abiertas, se hayan realizado tratamientos dermocosméticos recientemente (peelings, dermoabrasión, etc.) o haya habido una exposición solar directa.
Es fundamental para obtener una mayor eficacia y efectividad en el tratamiento de depilación, y sobre todo para evitar los posibles efectos secundarios derivados de una mala praxis o de utilizar una aparatología de calidad dudosa, realizar un correcto diagnóstico del paciente.
Los posibles efectos adversos, como son: la aparición de infecciones, hiper o hipopigmentaciones cutáneas, quemaduras de segundo y tercer grado, cicatrices, etc., pueden evitarse siempre y cuando se utilice una aparatología certificada, aplicada por personal especializado y siempre bajo la supervisión médica, que a su vez marcará las pautas a seguir mediante un control y estudio personalizado (tipo de piel, Fototipo, exposición solar, medicamentos que toma, etc.), garantizando así la seguridad y bienestar del paciente.