El párpado superior tiene la función de proteger el ojo de las posibles agresiones externas, pero en ocasiones si su descolgamiento es importante se puede convertir en un auténtico problema no solo a nivel estético sino también a nivel funcional dificultando la visión, principalmente por acortar el campo de visión.
El contorno de los ojos es una de las zonas del rostro que más rápido envejece, ya que la piel es muy fina y no tiene glándulas sebáceas, apareciendo las patas de gallo, las ojeras y las bolsas se hacen más evidentes, y además la piel de los párpados se cae dando a la mirada un aspecto de cansancio y envejecimiento.
Con la edad se produce una disminución en la síntesis de colágeno y elastina, de manera que la piel del párpado superior pierde elasticidad, aumentando cada vez más el peso sobre el músculo elevador, lo cual hace que éste pierda parte de su eficacia. Pero en ocasiones el motivo de su caída no es solo fruto del envejecimiento, sino que existen problemas congénitos, neurológicos o traumáticos que pueden afectar al músculo orbicular y por lo tanto hacer que la ptosis palpebral pueda aparecer a edades tempranas. Es verdad que otros factores como la sobreexposición al sol, la calidad de la piel, los factores genéticos, etc., pueden hacer que este problema se acelere y se agrave apareciendo incluso a los 35 o 40 años.
Aunque la solución definitiva es la cirugía de párpados, que en muchas ocasiones se realiza conjuntamente con una blefaroplastia para eliminar así el exceso de piel de los párpados superiores, existen diferentes tratamientos médico- estéticos que a veces y dependiendo de la gravedad del problema pueden ayudar a resolverlo.