Tanto hombres como mujeres pueden presentar una alteración de la coloración de la piel debajo de los ojos, que puede ser de color marrón debido a una producción excesiva de melanina, o bien azul- morada provocada por la dilatación de los capilares próximos a la superficie de la piel.
La piel del contorno del ojo es la más fina con diferencia y contiene una pequeñísima cantidad de colágeno, elastina y lípidos, por lo que es muy sensible al envejecimiento perdiendo su hidratación, elasticidad y consistencia con mucha facilidad. Con la edad esta piel se vuele aún más fina y translúcida, de manera que se hace más evidente la acumulación de melanina y de sangre en los capilares, además del cambio de volumen que se produce en la zona.
La causa de las ojeras es multifactorial, siendo los factores hereditarios una de las causas principales, de manera que las personas con antecedentes familiares de ojeras son más propensos a tenerlas. La genética también juega un papel primordial, así por ejemplo son mucho más frecuentes en individuos de tez oscura y en las personas extremadamente delgadas que suelen tener mayor laxitud de la piel de los párpados. Incluso el paso de los años hace que las ojeras estén más acentuadas en personas mayores debido a la pérdida de grosor de la piel, lo cual provoca un efecto de sombra debido a la laxitud de los tejidos.
Además, las ojeras pueden aparecer también como consecuencia de enfermedades: alergias, dermatitis atópica, conjuntivitis, alteraciones hormonales, problemas vasculares, etc.
Si cualquiera de estos factores desencadenantes se combinan con la exposición solar sin protección, el cansancio o la falta de sueño, las ojeras y su hiperpigmentación empeoraran y serán más visibles.