Es la alternativa más novedosa para tratar los diferentes síntomas ginecológicos que pueden aparecer por el propio proceso de envejecimiento, por haber tenido partos múltiples, por padecer ciertas enfermedades, por tratamientos oncológicos, etc.
Es un láser de CO2 Fraccionado que utiliza el dióxido de carbono de alta intensidad para vaporizar los tejidos no deseados, provocando según la energía aplicada y la duración del pulso, un efecto ablativo a nivel más superficial (epidermis) o un efecto térmico más profundo con la consiguiente remodelación de los tejidos. Su acción se basa en el “Proceso de Termolisis Selectiva”, que consiste en tratar el tejido mediante unas columnas de daño térmico frente a zonas de tejido que quedan sin tratar, lo cual favorece la recuperación de la zona tratada.
A nivel del tejido vaginal buscamos sobre todo un efecto térmico y mínimamente ablativo, provocando la inflamación de los tejidos cutáneos lo cual genera a su vez la producción de colágeno y de fibras elásticas, mejora la vascularización y favorece la permeabilidad de la vagina. Los efectos de estos cambios se traducen en mayor hidratación vaginal con aumento de la elasticidad, y mayor tensión en su capa basal mejorando la clínica de incontinencia de orina.
Para realizar este tipo de tratamiento vaginal, el Láser de CO2 dispone de una sonda Femilift de uso individual, higiénica y estéril, cuya forma se adapta perfectamente al espacio vaginal, garantizando así la máxima comodidad durante el tratamiento. El disparo se realiza a través de una ventana lateral, de manera que al ir girando lentamente el dispositivo nos permite hacer un barrido completo de 360º de todo el espacio vaginal, lo cual garantiza el éxito del resultado.
Gracias a la técnica Stamping patentada por Alma podemos modificar la frecuencia de disparo y la duración del pulso, de manera que con menor energía y alargando el pulso obtenemos mejores resultados. Y además, como lo que realmente buscamos sobre el tejido vaginal es el efecto térmico, se puede considerar que es un tratamiento casi indoloro, muy seguro, ambulatorio, mínimamente invasivo y cuyos resultados se aprecian a corto plazo. Según la intensidad de los síntomas pueden ser necesarias 2 ó 3 sesiones espaciadas entre sí 2 meses.