El pómulo o mejilla es aquella zona del tercio medio que aporta sustentación, estructura y carácter al conjunto del rostro, y que debe ser la de mayor proyección sobre todo en pacientes jóvenes.
Debido al proceso de envejecimiento se van produciendo unos cambios importantes a nivel del tercio medio facial, con una pérdida de la calidad (firmeza) de la piel debido a una disminución en la síntesis de proteínas estructurales como son el colágeno y la elastina, se produce la pérdida de fuerza de los ligamentos de retención faciales lo que a su vez provoca el descenso de los tejidos blandos y un desplazamiento de la grasa subcutánea hacia el tercio inferior, todo ello acompañado de cambios óseos importantes que llevan a una esqueletización del rostro. Como resultado final observamos una caída de los pómulos y de las mejillas hacia el tercio inferior y hacia adelante, pronunciándose el surco nasogeniano y las líneas de marioneta, perdiéndose la definición del óvalo facial.
Además del paso del tiempo, existen otros factores externos que pueden acelerar la caída de los pómulos, como pueden ser: una sobreexposición solar sin protección, los cambios bruscos de peso, el ejercicio intenso y de impacto, las dietas pobres en proteínas, etc. Estos factores junto con la herencia genética pueden ser los responsables de que pacientes jóvenes presenten un aspecto de cara plana, con pérdida de volumen en el tercio medio y provocando una desarmonía en el rostro.
Esta pérdida de tejido a nivel de mejillas y pómulos, y el aumento de volumen en el tercio inferior, dan al paciente un aspecto de cara triste, cansada y envejecida con lacorrespondiente inversión del “ triángulo de la belleza”, por lo que la restauración de los volúmenes perdidos a nivel del tercio medio es la medida más eficaz para obtener un rejuvenecimiento general del rostro.