Los surcos nasoyugales son los pliegues que se forman en el tercio medio del rostro que van desde la región infraorbicular (párpado inferior) hasta la región malar anterior, y que se disponen de manera más o menos simétrica a ambos lados de la cara. Dan al rostro un aspecto de tristeza y por ello se definen como “surcos de la lágrima”.
El principal motivo de su aparición es el propio proceso de envejecimiento, responsable a su vez de la flacidez cutánea debida a la pérdida de colágeno y elastina (festón malar), de la disminución del tono de los paquetes musculares a nivel orbicular y zigomático, y de la pérdida y descolgamiento de los compartimentos grasos superficiales y profundos que migran desde el tercio medio de la cara hacia el tercio inferior. Al final lo que observamos es una especie de pequeño triángulo invertido que se origina en el párpado inferior y cuyo vértice se va extendiendo hacia el compartimento graso medio malar a modo de surco. Cuando estudiamos al paciente de perfil son fáciles de identificar, ya que observamos una especie de hundimiento (concavidad) y una falta de continuidad en el pómulo, entre la región malar anterior y la región zigomática media y posterior.
Aunque existen otros factores responsables de su aparición temprana, como son la genética y la estructura anatómica del paciente, la pérdida brusca de peso, el ejercicio intenso, una dieta desequilibrada, la sobreexposición solar, etc., es verdad que se acentúan con el paso del tiempo, siendo mucho más evidentes a partir de los 35 años, aportando al rostro del paciente un aspecto triste, cansado y por lo tanto envejecido.