El procedimiento de depilación eléctrica está reconocido por la FDA (Food and Drug Administration) y por la prestigiosa A.M.A (American Medical Association), organismo oficial del gobierno de USA, como el único tratamiento definitivo para la eliminación del vello indeseado. Ningún aparato de fotodepilación ha sido catalogado por este organismo como definitivo y algunos aparatos de IPL o Láser se catalogan como “Permanent hair reduction” (reducción permanente del vello), ya que sólo eliminan el 80% del vello.
La electrólisis o depilación eléctrica es una técnica que consiste en insertar una aguja muy fina directamente en la raíz y bulbo donde nace el vello, mediante la cual se aplica una pequeña corriente eléctrica para destruir el folículo piloso del pelo. Esta técnica produce la destrucción de las células germinativas y de la papila dérmica que alimenta al pelo, de manera que al dañar el folículo piloso inhabilita su capacidad de crear un nuevo pelo.
Aunque la depilación eléctrica se considera definitiva, es necesario que se realicen varias sesiones para conseguir eliminar permanentemente todos los pelos, ya que es únicamente eficaz cuando el vello se encuentra en la fase de crecimiento o anágena, siendo prácticamente inefectiva cuando se encuentra en fase catágena o telógena.
A diferencia de otros métodos de depilación como el láser o el IPL, cuya efectividad va a depender de la cantidad de pigmento que tenga el vello, la depilación eléctrica funciona con la misma efectividad en cualquier tono de piel y color de pelo. Esto presenta una gran ventaja a la hora de poder tratar pelos rubios, pelirrojos y blancos.
Para obtener unos resultados satisfactorios con este procedimiento, es necesario utilizar una tecnología apropiada de calidad, y sobre todo ponernos en manos de un profesional electrólogo con años de experiencia en depilación eléctrica.